LA JUBILACIÓN DE LOS ESCRITORES





La jubilación de los escritores y su necesaria y urgente regulación 


Hace más de dos años surgió el movimiento reivindicativo “Seguir creando”, que fue impulsado por escritores como Javier Reverte y creadores como Forges -ambos hacían frente a una deuda que les reclamaba la Seguridad Social por el cobro de sus respectivas pensiones unidas al montante recibido por derechos de autor que ascendían a una cantidad superior al sueldo mínimo interprofesional (10.302,60€ para 2018), cantidad esta última que es límite para poder cobrar la pensión de jubilación. En esta triste y vergonzosa situación -vergonzosa para la Administración-, están implicados muchos autores famosos que no quieren identificarse públicamente. Todos ellos solicitan la reforma urgente del Art. 165 de la Ley de Régimen de la Seguridad Social. Artículo que trata específicamente de las condiciones del derecho a las prestaciones.

Esta situación comenzó se inició a raíz de la aprobación en 2012 de un Real Decreto y su consiguiente reinterpretación posterior de la ley, en esos momentos en los que el Gobierno tenía como necesidad prioritaria recaudar por la feroz crisis económica en la que estaba sumida España.

La acción colectiva de este movimiento “Seguir creando” está coordinada por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE) y su presidente, Manuel Rico, quien confirma que, a primeros de 2015, comenzaron a recibir, en el gabinete jurídico de dicha Asociación, múltiples visitas de escritores jubilados que se encontraban privados de su pensión por el motivo ya mencionado. Además, de recibir por parte de la Administración la exigencia de devolver cantidades altísimas por haber cobrado “indebidamente”, según lo antes ya dicho, por su pensión y estar cobrando simultáneamente derechos de autor que sobrepasaban el límite fijado. Además, también le exigían que se dieran de alta en RETA, (Régimen de Trabajadores Autónomos).

Esta situación ha causado casos verdaderamente dramáticos y multas correspondientes que son del todo inaceptable no sólo para los interesados que deben pagarlas, sino para toda la sociedad en su conjunto ante tal dislate que se perpetra contra los creadores que no han hecho nada más que eso; escribir y crear literatura, arte y cultura, en general, de los que la sociedad está tan necesitada y es deudora.

Sn embargo, un escritor o creador de éxito si está jubilado, esta condición lo convierte en un posible defraudador cuando sus ingresos por su actividad literaria y/o artística sobrepasa el límite de los nueve mil y pico de euros que supone el limite permitido de ingresos por dicho motivo.

Por ese motivo, tiene que elegir entre sus derechos de autor o su jubilación, en una flagrante injusticia que se opone a lo que sucede con los ingresos por capital (ingresos por bienes muebles e inmuebles) que pueden ascender, en muchos casos, a una cifra astronómica cobrada por su propietario y perceptor, sin que esas rentas le supongan oposición frontal al cobro de su pensión para la que ha estado cotizando toda su vida profesional, como es el caso de los escritores y creadores. Es decir, se respeta más a la propiedad (y sus posibles cuantiosas e ilimitadas rentas) que a la cultura y los paupérrimos derechos de autor. Como diría el recientemente fallecido e inolvidable creador gráfico, Forges -quien llevaba dos años sin cobrar su pensión cuando falleció- a través de sus inefables personajes:”excelso panorama”, aludiendo a esta grotesca situación inaceptable, injusta y que requiere urgente y justa reforma. Así se lo reprochó la viuda de Forges, Marta Rivera de la Cruz a la Ministra de Empleo y Seguridad social, Fátima Bañez, cuando le dijo: «Se nos ha muerto Forges y no hemos podido arreglar aún la situación de los creadores jubilados» (hace tres años que comenzaron a recibir las multas y reclamaciones). «Razón de más para seguir peleándolo», respondió la ministra”, según publicó ABC el pasado 4 de marzo.

El escritor ya mencionado Javier Reverte, que fue uno de los impulsores del movimiento “Seguir creando”, empeñado en esta justa lucha para defender los derechos de los escritores jubilados, también tuvo la penosa experiencia de recibir una carta hace dos años y medio, en la que le pedían que se personara en las oficinas de la Seguridad Social y que llevara los contratos de sus libros. Le hicieron una inspección y, a continuación, le dijeron que le quitaban la pensión, además de comunicarle que debía devolver más de 120.000 euros por haber cobrado la pensión al mismo tiempo que sus derechos de autor superiores al ya mencionado salario mínimo interprofesional.

Según comentó el Presidente de ACE, Manuel Rico a ABC, sobre las tragedias que devienen de esos actos administrativos, cuenta el caso de un escritor asturiano que ha vivido una dramática situación relacionada con este penoso asunto, e irreversible en sus consecuencias trágicas: Dicho autor debía devolver unos setenta mil euros a la Seguridad Social por este motivo. Le escribió indignado a la ministra, y tuvo que poner su casa en venta. Además, su esposa se suicidó arrojándose al mar por la dramática situación económica que atravesaban por este motivo. Lo peor y más sarcástico de esta terrible historia real es que, unos días después de la muerte de su esposa, recibió una carta del organismo correspondiente en la que le decían que le devolvían el dinero porque habían cometido un error. Nadie le pudo devolver a su esposa, víctima mortal de ese error, ni existe compensación posible.

Ante estas tragedias, no se puede permanecer indiferente, aunque hay otras historias que rozan más lo tragicómico, como es el caso de cierto escritor que se jubiló como autónomo con una pensión mínima, y solicita, cuando va a dar una conferencia, que le paguen con un regalo de El Corte Inglés, que él después descambia por ropa o alimentos, según le sea más conveniente. Todo antes que dar “motivos” a la Seguridad Social, maquinaria implacable, a que le quiten la “cuantiosa” pensión que tantos años le ha costado cobrar, gracias a lo que ha ido pagando religiosamente a dicha entidad durante toda su vida laboral.

En estos momentos en que todos los pensionistas se están manifestando para exigir la revalorización y subida de las pensiones, es necesario unirse a dicha reclamación en general, y en particular la de los creadores, que atañe a todo escritor, para solicitar la reforma de la actual Ley de Régimen de la Seguridad Social y la normativa fiscal para que los “derechos de autor” sean considerados independientes en su declaración de los “derechos del trabajo” y de los “derechos del capital”, pues no son ni unos ni otros, sino diferentes en su naturaleza, en su correspondiente y necesario tratamiento legal y fiscal, y un derecho inalienable de todo creador.

Por todo ello, los derechos de autor tienen que recibir el tratamiento adecuado en los ámbitos legal y fiscal, para no incurrir en la injusticia flagrante que se está cometiendo contra los escritores y creadores con los que sociedad tiene una deuda siempre renovada por su continua colaboración con la cultura, que no puede ser aumentada por la legislación terriblemente injusta que actualmente rige al respecto y que daña gravemente los legítimos derechos e intereses de los creadores en su conjunto.

Reforma necesaria, justa y urgente que debe ser tomada por el Gobierno sin más dilaciones. Los creadores, la cultura y la propia sociedad así lo demandan y serán sus legítimos beneficiarios.




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