IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE WILLIAM SHAKESPEARE
Ana Alejandre
William Shakespeare |
Este año de conmemoración de numerosos centenarios
de nacimientos de variIos escritores españoles: Camilo José de Cela, Blas de
Otero y Antonio Buero Vallejo, también se celebra el IV Centenario de la muerte
de Miguel de Cervantes Saavedra, el escritor español universal, autor de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha", y el IV Centenario del fallecimiento de su coetáneo inglés,
William Shakespeare, el escritor en lengua inglesa más importante y uno de los más
célebres de la literatura universal.
Shakespeare
(Stratford-upon-Avon, 26
de abril de 1564 - Stratford-upon-Avon 23 de abril / 3
de mayo de 1616) conocido como
"El Bardo de Avon", o simplemente "El Bardo". dramaturgo de
extensa y riquísima obra que es conocida universalmente y se representa constantemente en los teatros de todo el
mundo con una ferviente acogida por el público de todas las latitudes. Además
de dramaturgo, fue poeta y novelista, pero en el teatro alcanzó su mayor gloria
Gozó
de reputación en su tiempo, pero no alcanzo el reconocimiento actual hasta el
siglo XIX, particularmente alabado por los románticos que lo elevaron a la cima
más alta; así como los victorianos que sentían tal fervor que el propio George
Bernard Show la calificó como devoción "bardodiana".
Ya
en el siglo XX sus obras fueron redescubiertas, traducidas a las más
importantes lenguas y adaptadas en
muchas ocasiones. Esto lo llevaron a cabo por multitud de movimientos
artísticos, intelectuales y especializados en la dramaturgia. Fueron también
objeto de estudio y representadas en todo tipo de ambientes culturales y
políticos de todo el mundo, teniendo en todos ellos una gran aceptación de
crítica y público.
Además,
sus citas y aforismo han pasado a formar parte del acervo cultural de muchos
países y en todo tipo de lenguas, por la universalidad que ofrecen sus obras
que hablan de la condición humana a lo largo de todas las culturas y épocas. Por ello, se considera a
Shakespeare como un hombre que no pertenece a ninguna época en particular, sino
que su obra de creación está siempre vigente porque entra en el plano de la
eternidad.
Shakespeare,
era hijo de un rico comerciante de lanas caído en desgracia cuando nació, lo
que le hizo perder su situación destacada dentro del municipio. Todo ello
parece ser a consecuencia de las ideas cercanas al catolicismo que tenían ambas
ramas familiares.
Contrajo
matrimonio en 1582, con tan sólo dieciocho años, con Anne Hathaway, de 26 años,
unión de la que nacerían dos hijas y un hijo que murió a los 11 años. El
matrimonio parece que no fue nunca bien avenido, de lo que queda constancia en
el testamento del autor que menosprecia a su esposa en cuanto a su herencia.
Desde
que contrajo matrimonio no existen indicios fiables en los registros y
archivos, hasta la aparición de Shakespeare como dramaturgo en Londres. Los
últimos años de la década de 1580 se consideran años perdidos en la vida del
escritor, pues no existe constancia de cuáles fueron las razones por las que se
marchó de Straford a Londres, aunque existen hipótesis no confirmadas de que
fue sorprendido cazando en los terrenos de sir Thomas Lucy, el juez local, y se
vio obligado a marchar a Londres. También, otra hipótesis es que la compañía
teatral de Lord Chamberlain's Men pasó por Straford y pudo haberse unido a
ella. Un biógrafo del siglo XVII, John Aubrey, afirma que un hijo de un
compañero de Shakespeare en dicha compañía afirmaba que el escritor había
estado varios años como maestro rural.
Fue
a partir de 1590 cuando ya estaba
trabajando como dramaturgo en Londres y era muy conocido. La muerte de su único
hijo varón, Hamnet, con sólo once años de edad, en 1596, parece que le inspiró
la obra Hamlet (1601), reescritura de una obra más antigua que no ha llegado
hasta nuestros días.
En
muy poco tiempo se convirtió en autor, actor y copropietario de la compañía
teatral Lord Chamberlain's Men que llevaría su nombre, así como otras compañías
del mismo mecenas.
Retirado
a su pueblo en 1611, Shakespeare poseía una gran fortuna reunida en su etapa
londinense que le permitió comprar la segunda casa mas importante de Straford.
Shakespeare es autor de La
fierecilla domada, Romeo y
Julieta (1595), Julio César (1599), El Rey Lear (1605-1606), Macbeth (1606), Hamlet (1601), Otelo
(1603-1604), Antonio y Cleopatra (1606) El mercader de Venecia, La tempestad y
una larga lista interminable de obras que han quedado como referentes
indispensables en la historia de la literatura universal.
En
relación con España, hasta finales del siglo XVIII no fue reconocido en nuestro
país, lo que sucedió a través de Voltaire que fue quien despertó una gran
curiosidad por el autor inglés por lo que dijo en sus Cartas inglesas. En 1872 se tradujeron directamente desde el
inglés
A
pesar de todos los datos que se tienen de Shakespeare, parece que la figura de
este escritor universal es un producto de diversas y múltiples especulaciones.
Se discute si Shakespeare es el verdadero autor de las obras que se le
atribuyen, aunque existen teorías sobre otros posibles autores de algunas de
las obras atribuidas a Shakespeare, y
aparecen como candidatos Francis Bacon y Christopher Marlowe, entre otros.
Todas estas dudas y controversias parecen provenir del simple hecho de que lo
que se conoce sobre el autor es muy poco a pesar de su obra excepcional que
muestra un talento genial y desmesurado para ser de un solo hombre, lo que da
pie a que surjan toda clase de conjeturas sobre la existencia y autoría de la
obra de Shakespeare. Quienes mantienen estas controversias se pueden dividir en
"straffordianos" (defensores de la
autoría de la genial obra atribuida a William Shakespeare, y afirman que son de quien nació y murió con
ese nombre en Strafford). Y, por el contrario, los llamados
"anti-straffordianos" son quienes defienden que las obras atribuídas
a "El Bardo" son de autoría de varios escritores. Actualmente, esta
teoría es la más minoritaria.
Aunque
no han llegado hasta la actualidad ningún manuscrito hológrafo de Shakespeare,
sí se conserva el First Folio, que es
la compilación de la mayor parte de su obra, aunque no existen datos
cronológicos de las fechas en que fueron escritas las obras que lo componen. Sólo aparecen recogidas en él obras
dramáticas, en un número total de 36: 11 tragedias,
15 comedias y 10 obras históricas. Su publicación se debe a dos
actores de su compañía, John Heminges y Henri Condell , en 1623, ya fallecido
el autor ocho años antes. Este compendio reunía sus obras divididas en
Historias, Comedias y Tragedias. De este volumen se hicieron 750 copias de las
que se conservan una tercera parte, aunque en su mayoría incompletas. El valor
de este compendio es que ha permitido conocer la mitad de la obra de
Shakespeare que no había sido publicada en vida de su autor. El número de las
obras atribuidas a Shakespeare oscila entre 37 y 39.
El
teatro de Shakespeare ofrece en sus tragedias el concepto aristotélico de que
el protagonista debe ser un personaje admirable aunque con la natural
imperfección humana, pero con la necesaria complicidad de los espectadores que
puedan sentirse identificados con él. Por ello, cada personaje de El Bardo es
capaz de distinguir entre el bien y el mal, pero el autor hace hincapié en el
libre albedrío, lo que permite que el personaje pueda caer en la más absoluta
degradación, pero después redimirse por la fuerza de sus actos y su voluntad de
volver al camino del bien. A pesar de ello, Shakespeare siempre los condena a
la perdición como si, de antemano, aceptara la imposibilidad de volver al bien
desde el mal. En ello resume su idea de que los seres humanos son
inevitablemente desdichados por culpa de sus propios errores o, en un giro
sarcástico, por la simple y errónea aplicación de sus virtudes; o bien, por el
devenir de, propio destino o de la simple condición del hombre con inclinación
para el sufrimiento, el mal y la muerte. Por lo tanto, sus obras trágicas
siempre tienen un final forzosamente infeliz o trágico.
En
cuanto a las comedias de este autor, sus características principales son el
lenguaje pleno de juegos de palabras, la constante vis cómica, el contraste
entre los opuestos por razón de sexo, clase social, características físicas, las
continuas alusiones eróticas, el uso de disfraces y la confusión y el caos que
favorece el nudo complejo de situaciones que siempre desemboca en la aclaración
de lo confuso y el regreso de la situación al estado natural. El autor examina
a la sociedad de su tiempo, a cualquier tipo de personaje desde un prisma
diferente a como ve la sociedad en sus obras históricas. Por ese motivo, la
comedia le ofrece un campo mayor que el trágico y el histórico y puede así
reflejar mejor a la sociedad en la que vivía, aunque también destaca su genio
creador a la hora de crear personajes muy característicos individualizados como
pueden ser la figura del bufón con tintes sanchopancescos como es el personaje de Falstaff.
No
siempre las comedias shakesperianas están exentas de tono trágico como es el
caso de El mercader de Venecia. Su
estilo siempre se decanta por no dar ningún tipo de enseñanzas morales cuando
el final puede devenir trágico y sólo intenta explicar los males que acarrean
la maldad, los vicios y la propia irracionalidad del ser humano; pero sin caer
en la autodestrucción que sí aparece en
las obras trágicas y considera que la Naturaleza es la encargada de restaurar y
reparar el daño ocasionado muchas veces por la propia labor del hombre y su
irracionalidad. El ser humano cambia su propia forma de actuar en contacto con
la Naturaleza y el entorno salvaje, lejos de la civilización. Los finales de
las comedias suelen ser alegres y placenteros. Los hallazgos narrativos como
son el lenguaje vulgar con continuas alusiones de doble sentido, los puntos de
vista distintos, la confusión de las identidades y los cambios de suerte son
elementos que aportan siempre coincidencias sorprendentes y afortunadas.
Se
podría decir mucho más de la obra de Shakespeare, pero no puede abarcarse en un
texto de esta naturaleza, por lo que sólo se puede añadir que Shakespeare es un
gigante de la literatura universal con una obra que pasará de generación en
generación con total actualidad. El Bardo habla en ella con magistral talento
de la naturaleza humana, de sus miserias y grandezas, del destino humano y su
insondable misterio, de la vida y la muerte, del amor y el odio, del bien y del
mal. Todo aquello que compone este misterio que es la vida humana, de la que Shakespeare
sabe extraer, expresar, definir y contar sus secretos, todos los que anidan en
el alma humana, en el corazón de cada hombre que se debate siempre entre luces
y sombras, en un claroscuro constante en el que brilla con su propia luz el
talento creador de un escritor que ,como dijo Ben Jonson, uno de sus grandes
contemporáneos,"Shakespeare no
pertenece a una sola época sino a la eternidad".